domingo, 20 de noviembre de 2011

Epílogo

La Carta

Capítulo 10

Invasión
Parte 3: El último duelo

Los bandos chocaron. Fraentos brilló con furor, provocando la ceguera de las primeras líneas enemigas y dándole ventaja a sus hombres.  El repiqueteo de las espadas se oía por todo el campo de batalla. Las primeras sangres caían al suelo, que poco a poco tomaba aquél tinte rojizo de la sangre.

Capítulo 9

Invasión
Parte 2: Decisiones

-Vamos.- dijo secamente el rey mirando inexpresivo el horizonte.
Neo dio la orden y las tropas de Ismantos comenzaron la marcha. La ciudad, vacía de civiles, estaba custodiada por pocos guardias ya que Fraentos creía que no tenía sentido dejar un gran número de guerreros, cuando eran necesarios en el frente.  Atravesaron kilómetros y kilómetros hasta llegar finalmente al lugar de encuentro; el límite de Las Praderas de Ensueño.

Capítulo 8

Invasión
Parte 1: El Comienzo

E
l sol brillaba débil aquella mañana. Las flores no perfumaban el aire, los árboles comenzaban a secarse y no había rastro de un solo animal. La gente no había salido de sus hogares, ya que el rey había ordenado el freno de trabajo. Las calles estaban vacías, salvo por pequeños grupos de guardias que vigilaban su ciudad.

Capítulo 7

Fuego

G
racias al pequeño Gigante, los jóvenes llegaron a una cueva en la montaña.
-Este ser portal, llevar casa.- dijo Yeyi mientras se agachaba y entraba a la oscura cueva.
Adrián detuvo a Cristian antes de entrar.
-¿Confías en este Gigante?- dijo Adrián cuando Yeyi se encontraba alejado.
-Claro, es un niño, no tiene maldad en su interior.- le confesó a su amigo.
Sin más que decir, entraron. El frío y las gotas heladas molestaban a los jóvenes. El túnel eran angosto y algunas estalactitas eran tan largas que debían esquivarlas aplastándose contra las paredes. Deambularon durante un tiempo que sintieron infinito y agradecieron al Ángel al ver el sol de nuevo. Sin embargo, su alegría fue corta pues el escenario los espantó. Era un pequeño campo de batalla aunque los restos demostraban que nadie atravesaba ese lugar hace tiempo. El suelo seco estaba decorado con grietas, pequeños arbustos y esqueletos, muchos. Había montones de troncos de árboles secos, arrancados de raíz y usados como armas.

Capítulo 6

Un nuevo amigo

L
a luz del atardecer ingresaba por los ventanales de la sala del trono y junto a uno de ellos se hallaba Lidda, exhausta de esperar a su rey que llevaba días sin volver. El viento la acariciaba con ternura, llevándole diferentes aromas florales y silvestres.